DESCRIPCIÓN DE LA FIESTA:
El río Miño, frontera natural con Portugal, es el enclave de uno de los encuentros gastronómicos más exitosos de Galicia, aunque la masiva afluencia de visitantes resulta lógica si se tiene en cuenta que el producto a exaltar es la angula. El encuentro coincide con las celebraciones en honor a San Telmo, patrón de Tui, que tienen lugar una semana después de Pascua, de ahí que el programa gastronómico se complete con los propiamente festivos, como diferentes actuaciones musicales, pasacalles y de grupos de danza. Todos ellos contribuyen a animar esta jornada tan esperada tanto por los habitantes de la villa como por los visitantes.

Durante un día, el paseo de Calvo Sotelo de esta localidad se transforma en una inmensa e improvisada cocina en la que el movimiento de las pequeñas cazuelas de barro en las que se preparan las angulas es minuciosamente seguido por el público ansioso por saborear este exquisito plato. El pan y el vino son los únicos acompañantes necesarios para este producto tan codiciado y, a menudo, al alcance de pocos bolsillos.
Durante la exaltación, las calles de la villa aluden a o meixón tudense, nombre que reciben en gallego las crías de las anguilas. Además, a lo largo de la jornada, se conceden premios a los más destacados colaboradores de la fiesta, galardones que reciben el nombre de Angula de ouro y Angula de prata.

PRODUCTO.

Las angulas se capturan en las orillas de los ríos por medio de un arrastrón, una especie de cedazo creado especialmente para su pesca. Las crías de las anguilas forman unos grandes bancos a causa de las mareas, que son aprovechadas por los pescadores para hacerse con ellas. Por ser un pez muy fibroso, una vez capturadas son introducidas en un estanque con tabaco y un poco de grasa. De esta forma, la angula no muere tensa. Tras dejar pasar cierto tiempo, se recogen con un colador muy fino, se las deja que escurran y se extienden sobre un paño.
La forma más común de prepararlas es con el característico mollo, mezcla de sabor picante típico del Baixo Miño, para luego verterlas en cazuelitas individuales de barro con aceite bien caliente y ajo cortado en finas láminas.
Otra modalidad consiste en añadir a las a previamente cocinadas de forma tradicional, un poco de salsa de tomate muy caliente justo antes de servirlas.