DESCRIPCIÓN DE LA FIESTA:
Con el objetivo de promocionar el tradicional pan de esta tierra y con el deseo de rendir homenaje a los elaboradores del mismo, en 1992 se instaura en San Cristovo de Cea una fiesta de exaltación que tiene lugar el primer domingo de julio. La celebración se lleva a cabo en una de las trece parroquias que componen este municipio y que recibe su mismo nombre. Allí, los panaderos, considerados los más diestros artesanos en este alimento, se aplican en la elaboración del producto.
Y aunque este pan es el principal protagonista de la fiesta, los molletes, panecillos de forma ovalada y esponjado, alcanzan también gran relevancia debido al esmero que su preparación requiere.
Ya desde las once de las once de la mañana los visitantes pueden disfrutar de numerosos actos entre los que destacan las actuaciones de grupos de gaitas, conjuntos regionales y expertos en música folk. Además, cada año, un personaje de renombre pronuncia el pregón, a menudo sobre el origen y desarrollo del pan y la habilidad de sus fabricantes. Durante la exaltación, los profesionales culinarios preparan también otros platos como pulpo, carne ó caldeiro y la típica empanada local. Todo queda a punto para la comida, que se riega con el mejor vino del Ribeiro.

PRODUCTO

El pan de Cea es uno de los más típicos de Galicia, junto con los de Santiago, 0 Porriño y Neda, y base de la industria artesanal que se desarrolla en este municipio. Gracias a él sobreviven hoy en día algunos hornos tradicionales de gran interés turístico por conservar intactos los usos y costumbres de siglos pasados.
En cuanto a la elaboración del pan, resulta fundamental una óptima fermentación y amasado, algo que sólo se conseguirá con el uso de materia prima de gran calidad. Para ello, debe disponerse del mejor trigo, que antiguamente se adquiría en Arzúa y Monterroso, sustituido con el paso del tiempo por el de Xinzo de Limia.
El proceso que se sigue para obtener este sabroso pan es bastante laborioso. Todo comienza cuando los panaderos llevan la semilla al molino. Allí peneiran la harina a la que no dejan de mezclarle alguna que procede de Castilla, para que resulte lo que llaman obra, o ligamento de la masa. Hacen, así, un preparado para la fermentación que denominan crecente, al que añaden sal y un poco de levadura para que esponje. A continuación, pasa a trabajarse en la maseira, donde se pone el preparado en el taboleiro, que deberá retirarse hasta tres veces, con intervalos de media hora. Acto seguido, se parten las piezas de pan y se meten en el horno de leña