Abierta hasta el 14 de marzo de 2011, la exposición Counter Space: Design and the Modern Kitchen explora la transformación de la cocina a lo largo del siglo XX, considerada como un barómetro de los cambios sociales y tecnológicos del siglo pasado, cuando la cocina se convirtió en un espacio de gran significado simbólico y práctico.

La muestra parte desde principios de siglo, cuando la cocina tenía una connotación racional de fábrica o taller, pasando por los años cincuenta, cuando el baricentro de los consumidores se desplaza hacia el aspecto agradable de la cocina, tal y como demuestran los fuertes colores de los Tupperware de los años 50 o el collage de 1963 Still life, de Tom Wesselmann.

Pero la realidad de la cocina no es solo la imaginada por el diseñador: el elemento humano que la vive la llena de neurosis, frustraciones o de momentos agradables y en sociedad. La exposición de Nueva York también relata esto a través de fotografías, impresiones, trabajos multimedia e instalaciones escultóricas que ponen de manifiesto cómo la cocina ha penetrado incluso en la práctica artística, en virtud de ese valor simbólico que desde finales de los años 60 ha suscitado debates en torno a la economía y a la política.

Precisamente para retratar este periodo se ha elegido, además de una Francoforte del 68, la cocina Spazio Vivo de Snaidero, como representante de las cocinas italianas, que fue el sueño prohibido de muchas mujeres en la Italia del boom.

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